No tengo miedo a morir. Tengo miedo a envejecer sin ti. Al insondable páramo, que no desierto, en el que se convertiría mi vida. Por eso quiero, insisto, en vivir juntos el presente. No postergar nuestra existencia, esperar a jubilarnos para hacer lo que siempre hemos querido: llevar una vida sencilla, consciente, plena.
Dime si me equivoco.
El día empeza…
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