Lo miro, ahí descalzo, con los pies huesudos y venosos sobre la desgastada alfombra de hilo. Aún moreno del último verano. Recuerdo esa alfombra, que estaba en su habitación. Entonces ya era antigua, pero ahora, bajo la luz estriada que filtran las persianas, tiene un aspecto andrajoso. La cenefa roja y turquesa brillante se destiñó para mudar en una es…